14/10/07

"Políticos y jueces no se han entendido para recuperar la memoria"


Exhumaciones. El forense ha abierto medio centenar de fosas y considera que la justicia debe implicarse en reparar injusticias.

Un lapicero de grafito es el objeto que con más frecuencia ha encontrado Francisco Etxeberría, profesor de Medicina Forense en la Universidad del País Vasco, en el más de medio centenar de fosas de la represión franquista en cuya exhumación ha participado. Los muertos lo guardaban para escribir, y ese mismo lapicero, cree Etxeberría, es el que hay que utilizar ahora para “expresar su vida”. “Hay que escribir por eso”, asegura. Su trabajo comenzó hace siete años, en una fosa de Priaranza del Bierzo, en León.

¿Cómo ha seguido los debates sobre la ley de memoria histórica?, ¿cómo la ve?

Me puedo expresar en el apartado de las exhumaciones, que se refiere sólo a una parte de la memoria histórica. En cuanto a la ley, me parece bueno que haya una norma que regule lo que estamos haciendo. Nos permitirá superar la alegalidad en la que nos movemos desde 2000, desde que empezamos. Al mismo tiempo el texto dice que se deben implicar las instituciones, y, entre ellas la administración de justicia. La palabra clave es tutela judicial.

A qué se refiere exactamente con tutela judicial?

Nosotros somos técnicos que aportamos nuestra habilidad para el conocimiento de la verdad. Yo puedo tener la verdad científica en mi laboratorio pero tengo que tener traducción. Es decir, con cualquier víctima se tienen que resolver tres cuestiones. El conocimiento de la verdad, la administración de justicia y la reparación. Verdad, justicia y reparación son universales y se tienen que aplicar a todo tiempo y lugar. Hay que aspirar a esto con las víctimas del Franquismo. Así, esa misma tutela que existe en el proceso penal y que da garantías de que ese proceso se ha hecho bien se tendría que poner en marcha a partir de la ley. Hasta ahora, hemos hecho lo que hemos podido, y si esa tutela judicial alcanza también a las familias, que pudieran ir directamente al juzgado e iniciar el proceso, nos daría mayor comodidad en las tareas científicas. E incluso el nivel de exigencia sería mayor.

Por qué dice eso? ¿Se hacen o se han hecho exhumaciones con poco rigor?

No, todo está bien, pero hemos tenido problemas de coordinación en ocasiones. Pero irá cada vez mejor. Y con nuestras exhumaciones hemos desencadenado la ola que nos ha llevado al punto en el que estamos ahora.

La norma que se debate en Madrid no recoge financiación para la exhumación de cadáveres. ¿Es necesaria?

No sé cómo puede quedar, pero no es un problema de dinero. Lo que se necesita es amparo institucional, que es mucho más grandioso que andar repartiendo dinero. Que un pleno de un ayuntamiento reconozca con nombres y apellidos a los represaliados cuesta exactamente cero euros.Me refiero a su trabajo, usted ha trabajado en Chile y allí el Gobierno sí financia los trabajos de exhumación. Por supuesto, pero en España existen los medios económicos y técnicos para acometer el trabajo sin que represente ningún problema.

¿Cuál es entonces la diferencia entre el proceso iniciado en Chile y el de España?

La diferencia está en que en Chile tanto el aparato político como el judicial caminan por la misma vía. Son dos raíles de una vía sobre la que circula el tren. Sin embargo, en España el raíl político y el judicial no se han entendido. No se ha tomado esa decisión desde el Gobierno, ni ha habido jueces que hayan puesto directamente el proceso en marcha. Aquí hay una parte de la sociedad que no quiere que intervenga la justicia con todas las consecuencias, lo que implicaría la revisión de sentencias. En Chile, la vía judicial está funcionando, se imputa a policías como si el crimen se hubiera cometido hoy. Con nuestra ley se quiere saltar del pilar de la verdad al de la reparación y elude tocar el pilar de la justicia.

¿Tiene entonces dudas de que la ley vaya a funcionar?

Ésa es una duda. Cuando se ha querido llegar a la reparación saltándose los estadios de verdad o justicia al final no se satisface a nadie.

La derecha no ha querido saber nada de esta norma, ¿ve razonable su actitud?

La derecha ha pasado de una cierta indiferencia a cierta agresividad en contra. Debería haberse quedado indiferente. Es tal el tono que si yo me creo la parte de miedo, sería tanto como reconocer que nuestra democracia no está madura.

¿Quién se puede molestar porque, por primera vez, se ponga el nombre de las víctimas en sus tumbas?

A los represaliados y a sus familiares nadie les ha dicho una palabra en 70 años. Hemos hecho exhumaciones en una fortificación militar y las autoridades nos facilitaron un croquis que detallaba la situación de los muertos. Y no se ha hundido España. Ha venido gente de todas partes y hemos hecho la tarea. Si no pasa nada.¿A quién achaca esa dejadez?Es muy fácil criticar ahora al Gobierno, pero yo me pregunto dónde están los alcaldes y concejales y la sociedad en general, cada uno de nosotros. No hemos sido capaces de diseñar una estrategia. Se podía haber hecho más de lo que se ha hecho.


¿Tiene usted familiares represaliados?

La mitad de mi familia fue represaliada y la otra mitad, no. La guerra es un desastre, pero la dictadura fue peor. Que tras la guerra viniera la dictadura fue peor. Es hora de reconocer que aquello fue una desgracia. Su trabajo se basa en el ADN, pero para identificar una persona es necesario cotejarlo con sus descendientes, lo que no siempre es posible.
Ése es un recurso forense bien desarrollado. Pero en nuestro trabajo hay cuatro fases. Primero, hay que recabar testimonios orales, luego hay que recurrir a fuentes documentales. Después, viene la fase de campo, la exhumación y luego el laboratorio. Todo tiene que estar unido.

Pero siempre habrá un número de personas sin identificar. O bien porque los descendientes no han reclamado o bien porque muchas de las fosas ya han sido abiertas o se ha construido encima. Nuestro trabajo sirve hasta donde sirve, que nadie piense que se llegará al 100%. Hay incluso fosas donde el ADN se ha disgregado y no es posible la identificación. En una fosa en el norte de España sólo se recuperó una dentadura y una suela de zapato. Así es imposible.

Guarda memoria de cuántos cuerpos ha recuperado y cuántos ha logrado identificar?

Se han recuperado más de 1.000 esqueletos. Yo he intervenido en unas 50 exhumaciones desde la primera en 2000 y la mayoría de los restos han sido identificados.

Qué le parece la actitud de la familia de Federico García Lorca, que no quiere recuperar los restos del poeta?

Les puedo entender, porque su memoria está suficientemente dignificada. Lorca es un símbolo universal. Hay que recordar a las víctimas olvidadas. Todo tiene un valor simbólico. Siempre. En una fosa había siete muertos y una mujer me dijo: "No sé quién es mi padre de los siete, pero los siento a los siete como si fueran mi padre, porque todos ellos tuvieron el mismo destino".

RAÚL BOCANEGRA - SEVILLA Público.com

Foto: Francisco Etxeberría es profesor de Medicina Forense en la Universidad del país Vasco. PÚBLICO

Un cura sin lápida ni flores


El párroco de Loscorrales vivió pacíficamente con la II República, tres falangistas lo mataron.

José Pascual Duaso, párroco de Loscorrales, en Huesca, no tuvo una lápida en su tumba hasta mediados de los años 50. Nadie se atrevió a colocarla para evitar remover una de las páginas menos conocidas de la otra cara de la Iglesia durante la Guerra Civil. La que murió bajo las balas del bando sublevado.

José Pascual había nacido en Torla, Huesca, en 1880 "en el seno de una familia de izquierdas, republicana y socialista de escasos recursos económicos", según cuenta Víctor Pardo, periodista, escritor, y la persona que mejor ha investigado la historia de este asesinato.

No queda más testimonio que el que Víctor recogió entre los familiares del cura. De la memoria de Pascual Duaso apenas hay una sombra en el pequeño pueblo oscense de Loscorrales, que ronda el centenar de vecinos.

Nadie pone ya flores en su tumba, recuerdan allí. El mismo olvido pesa sobre la tumba de su presunto asesino, un falangista de pasado republicano que pasó dos años encarcelado por este motivo y quedó en libertad sin cargos en 1942.

La leyenda que rodea al párroco de Loscorrales dice que lo asesinaron por comunista, por compartir la leche de sus vacas con los vecinos del pueblo sin distinguir filiación política. La realidad es más compleja, y en su asesinato influyen tanto las razones políticas como las rencillas personales.

Un hombre de ley

José Pascual Duaso fue asesinado el 22 de diciembre de 1936 en su propia casa, tenía 56 años. El cura de Loscorrales era el único que recibía prensa periódicamente. Su radio era también la única del pueblo. Sonaba en la ventana cuando había algún acontecimiento importante, explica su sobrino Antonio Pascual, en el recuerdo que recoge Víctor Pardo. El cura "era de izquierdas y no lo ocultaba", admite.

Otro de sus sobrinos, Eusebio Pascual, también fallecido, no se mostraba tan tajante: "No tenía nada de republicano ni de fascista. Era un hombre decente, un verdadero cura que practicaba la religión de Cristo. Tenía dos vacas y regalaba la leche, montó una escuela nocturna para enseñar a leer y escribir a la gente, que estaba todo el día en el campo y era analfabeta (...) Era un hombre que se comportaba como republicano, pero era monárquico, incluso votó a Gil Robles. En realidad no era nada, sólo un hombre de ley", concluye Eusebio, que vivió exiliado en Buenos Aires.

El cura Duaso era un hombre respetado que no se acomodó al orden impuesto por la Falange en Loscorrales. Los falangistas pidieron al obispo el traslado del párroco. El prelado no hizo nada y el acoso continuó.
A las razones políticas se unían motivos personales Una lista amañada contra el cura fue la trampa que le valió la muerte. Tres falangistas le dispararon cuando iban a detenerlo en su casa.

Muerto "por arma de fuego"

Sus asesinos argumentaron que fue en defensa propia. Dos testigos, un sobrino y su casera, explicaron que fue asesinado a sangre fría. No se esclarecieron las circunstancias. En su acta de defunción, inscrita con el número 125 del folio 32 en el registro de la parroquia de Loscorrales, se lee: "D. José Pascual Duaso murió el 22 de diciembre de 1936 a las veintiuna horas a consecuencia de heridas sufridas por arma de fuego.

Natural de Torla, de 56 años, hijo de Antonio y María, estado eclesiástico. Santos sacramentos, no ha podido recibirlos. Sepultado en Loscorrales el 24 de diciembre de 1936. Firma, Antonio Coarasa, Arcipreste".

Foto: Imágenes del archivo familiar de José Pascual tomadas por él mismo y cedidas por Víctor Pardo Lancina.

MIGUEL ÁNGEL MARFULL - Madrid. Publico.com